En el desarrollo de los proyectos de geotermia existen distintas fases complejas. La fase inicial y crucial consiste en la investigación o exploración de las anomalías geotérmicas y la caracterización los reservorios geotérmicos de interés. Los métodos geofísicos, tanto de superficie como de pozo, han sido tradicionalmente indispensables en esta primera fase, pero hoy también los son en todas las demás fases: perforación, estimulación, explotación y seguimiento del impacto medioambiental.
La aplicación de los métodos geofísicos es a su vez un proceso complejo ya que involucra la toma de medidas en campo, para determinar tanto las propiedades físicas del subsuelo como sus cambios en el caso del seguimiento, y su posterior procesado e interpretación. Así, junto con datos geológicos y petrofísicos, finalmente se obtiene un modelo conceptual estático o dinámico que permite evaluar el potencial del reservorio y determina sus eventuales puntos óptimos de explotación.
El pasado miércoles 26 de mayo de 2021, en el marco del workshop del proyecto PIXIL titulado “De la ciencia a la praxis: experiencias en el empleo de métodos geofísicos para la caracterización de anomalías geotérmicas” se presentaron distintas experiencias del uso de los métodos geofísicos para caracterizar entornos geotérmicos muy diversos en Europa (Francia, España, Italia, Bélgica, Portugal e Islandia), pero también en el Caribe, Estados Unidos e Indonesia. También se presentaron innovaciones metodológicas como inversiones geofísicas integrando datos electromagnéticos, sísmicos y de gravedad, y la aplicación de nuevos enfoques: estocásticos y matemáticos como algoritmos de aprendizaje y redes neurales, o inversión geofísica geoestadística para estimar las propiedades petrofísicas. El conjunto de las ponencias (disponibles en la web de PIXIL) pueden considerarse como un exponente de la situación actual y de los avances recientes que son fruto de un gran esfuerzo de recursos humanos e infraestructuras de centros de investigación y universidades y de empresas de I+D+d, a lo largo de muchos años y que no siempre se reconoce ni se visibiliza.
Pero queda mucho camino que recorrer y muchos retos que abordar. Aún hay que optimizar muchos flujos de trabajo, integrar más y mejor los tipos de datos para poder encajar las propiedades físicas y petrofísicas del reservorio, y alcanzar la construcción de modelos hiperrealista que permita la predicción de la respuesta dinámica del sistema como la micro sismicidad asociada a los procesos de perforación y estimulación, que son una preocupación importante en los proyectos de geotermia.
Pero hay que reconocer que la geofísica ha obtenido y puede obtener una imagen del subsuelo de gran resolución y un seguimiento preciso de los procesos en los reservorios, como lo ha demostrado la industria de gas y petróleo, pero con unas inversiones económicas que no son asumibles en geotermia. Es necesario pues imaginar y desarrollos las técnicas geofísicas de forma frugal, tanto en las campañas de campo como en los procesados y modelados, que haga sostenible los proyectos geotérmicos sin perjuicio de la seguridad y del respeto al medio ambiente. Los geofísicos no podemos pues conformarnos ni acomodarnos, tenemos la responsabilidad de avanzar en este sentido para hacer “real” los beneficios de nuestra ciencia aplicada para la sociedad. Nuestro proyecto PIXIL se siente bien comprometido con esta responsabilidad.